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HACIA UNA PUESTA EN VALOR DE LAS RUINAS DEL CASCO DE LA EX HACIENDA NUEVA ITALIA

 

El concepto de monumento histórico, de acuerdo con lo señalado en la Carta de  Venecia, se refiere tanto la obra arquitectónica individual como al conjunto urbano o rural. La condición para otorgar la denominación de monumento radica en que un elemento, o un grupo de elementos, sea testimonio de la vida y creaciones de una civilización particular o bien, de una importante evolución de las sociedades (ICOMOS, 1965: 4). El documento hace hincapié en que no se trata sólo de grandes obras, sino que también pueden ser consideradas monumentos algunas obras modestas que comportan una gran significación cultural.

 

A partir de lo arriba dicho, y conforme a la revisión que  se ha hecho a lo largo de estas páginas, los vestigios de la ex hacienda Nueva Italia constituyen un monumento histórico que atestigua tanto el origen del pueblo al que da nombre, como del proceso industrial que transformó el territorio donde se estableció la ex hacienda. Además, no se trata de un elemento aislado: forma parte del paisaje cultural industrial de la región.

 

Posibilidades para la reutilización del inmueble una vez rehabilitado hay muchas, pero de momento lo más urgente es crear conciencia entre la población sobre la importancia del patrimonio que representan las ruinas de la hacienda. Un patrimonio no tiene valor si no es apreciado por los depositarios. En este caso, la puesta en valor del sitio debe partir de la importancia de la agroindustria en el nacimiento de la localidad y el posterior desarrollo local.

 

Lo anterior, requiere de una campaña educativa de difusión donde el punto de encuentro entre la población y la historia de su pueblo sea el patrimonio relacionado con la ex hacienda. No sólo se trata de vestigios materiales, sino que también están las historias de todos los que llegaron y cuyos descendientes son hoy en día habitantes del lugar; los relatos sobre la vida cotidiana de los trabajadores, las costumbres de esa época; los conocimientos relacionados con la producción: las técnicas del cultivo de arroz, el funcionamiento de la maquinaria e incluso todo el vocabulario local usado en relación con el trabajo en el campo, en el procesamiento y el transporte del arroz y otros productos.

 

Además de los vestigios arquitectónicos, existen elementos documentales y fotográficos que complementan el conocimiento aportado por las edificaciones. Junto a los elementos materiales, está la dimensión inmaterial del patrimonio, que en el caso del patrimonio industrial es una parte esencial conocer  tanto el espacio físico de las industrias, como las historias, tradiciones y formas de vida asociadas a la actividad productiva. En el caso de Nueva Italia, aún es posible rescatar testimonios de las personas que vieron la infraestructura de la hacienda en la época en que se encontraba en funcionamiento[1].

 

Con la prospección de la historia de la hacienda Nueva Italia desde la dimensión personal de las vidas de los trabajadores, los elementos materiales servirían como instrumento para propiciar un reencuentro entre la sociedad local y su pasado, mediante la difusión de la historia y las historias personales,  fortaleciendo con ello la identidad y los valores  culturales e históricos intrínsecos del lugar. De esta manera, el patrimonio cumpliría con una de sus funciones primordiales que es la educación.

 

Daños estructurales, desaparición de elementos arquitectónicos, pérdida de la memoria histórica del lugar: son algunas de las consecuencias más visibles del abandono en que se encuentra la ex hacienda Nueva Italia. A fin de evitar un deterioro mayor que conlleve la destrucción total del sitio y su historia, es urgente continuar con los trabajos de difusión y, en la medida de lo posible, preservación; manteniendo en mente que se trata del patrimonio de las generaciones futuras. Aunque es cierto que el mundo está en constante cambio y, literalmente, el presente barre al pasado, hay elementos de ese pasado que deben ser preservados por su valor testimonial. Valga recordar en este punto las palabras del geógrafo Paul Claval (1999): “…las ideas se aferran al espacio; reposan sobre recuerdos compartidos […] monumentos que reavivan la memoria de los grandes momentos del pasado…” (p.32).

 

Por último, queda hacer hincapié en el hecho de que la hacienda Nueva Italia no es el único sitio valioso que se encuentra en riesgo por abandono y falta de protección: en el estado de Michoacán son muchos los casos de patrimonio industrial y vernáculo que no son valorados ni considerados como relevantes. Es urgente el inventario de bienes de patrimonio industrial en el estado. A fin de cuentas, la historia industrial es parte de la Historia de nuestro país, y por lo tanto, esos testimonios deben rescatarse y preservarse.

 

 

 

 

[1] De hecho, el trabajo de recopilación de historias orales en torno a la hacienda forma parte del proyecto de investigación posdoctoral de la autora de este trabajo. Los resultados que aquí se presentan forman parte del marco de referencia de dicha investigación.

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