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La ex hacienda de Nueva Italia: localización, arquitectura y estado de conservación del sitio

 

El antiguo núcleo de la más productiva de las haciendas Cusi en el Valle del Marqués se ubica en la localidad de Nueva Italia, cabecera del municipio de Múgica, Michoacán. Las coordenadas geográficas exactas son +19° 1' 33.28" de Latitud y -102° 5' 36.06" de Longitud.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A partir de la expropiación de la hacienda en 1938, la integridad del conjunto arquitectónico correspondiente al casco de la ex hacienda fue afectada por varios factores que han transformado su estructura original y han contribuido a su deterioro. El primero de ellos fue la construcción de la Carretera Federal 37, en la década de 1950, cuyo trazo afectó el costado poniente del perímetro de la propiedad. La destrucción de la muralla defensiva y parte de los edificios administrativos que rodeaba al casco rompió la unidad de conjunto que hasta ese momento existía, lo que facilitó la apropiación y reutilización de espacios, sin ninguna consideración con vistas a la conservación del conjunto.

 

El conjunto original comprendía una zona meramente industrial dedicada al procesamiento del arroz y mantenimiento de maquinaria, otra área de menores dimensiones en las que se concentraban las habitaciones de los empleados de mayor rango –administradores y técnicos-; un edificio que contenía las oficinas administrativas de la empresa y, finalmente, estaba la tienda de raya que era propiedad de los hacendados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la actualidad, sólo se conservan en pie los edificios correspondientes a la zona de procesamiento; mientras que en las antiguas habitaciones funciona una escuela secundaria lo que ha modificado totalmente la arquitectura. En lo que sobrevivió del antiguo edificio administrativo, se han establecido las oficinas ejidales por lo que también ese espacio ha sido modificado. El inmueble que albergaba la tienda de raya ha desaparecido.

 

Por otro lado, el trazado urbano tampoco ha respetado el perímetro del casco: el nuevo trazo de las calles dejó la facha de la zona de procesamiento prácticamente oculta y alrededor de ella se han establecido viviendas y negocios.

 

Dentro del área de procesamiento, los edificios que permanecen en pie, dan muestra de los materiales y estilo de construcción empleados en el conjunto. Al  respecto, el propio Ezio Cusi señaló en sus Memorias… que en las obras de edificación de los cascos de las haciendas de Lombardía y Nueva Italia no se buscaba la estética sino la funcionalidad (Cusi, 1955, p. 68). Usando los elementos disponibles en el entorno, se construyeron grandes edificios –utilizando la toba negra que ahí abunda- para albergar la maquinaria y las habitaciones de los empleados de confianza.

 

En la época previa a la expropiación, el complejo hacendario de Nueva Italia comprendía varios elementos constructivos (ver Ilustración 5 y 10), entre los principales aún se conservan, en lamentable estado de ruina, algunos de ellos.  El descuido es notorio: graffitis, maleza y basura inundan el recinto. Los árboles que han crecido dentro del edificio del molino permiten al espectador suponer varias décadas de abandono y desuso.

 

El edificio que albergaba el molino, construido con la toba volcánica negra que abunda en la zona, conserva parcialmente el aplanado de cal y arena con el que se recubrió la piedra. Como detalle ornamental las esquinas del edificio están rematadas con sillares de toba sin revestimiento (Aguirre Anaya, 2011, p. 111). Tanto por sus dimensiones como por su función, es el edificio más representativo de la ex hacienda. Prueba de ello es que todavía muchos habitantes de Nueva Italia se denominan “el molino” al antiguo casco. La estructura de este inmueble  es sólida, a pesar del paso de tiempo los muros están completos, con algunas grietas, pero se han perdido las cubiertas y gran parte de las ventanas de madera. También el molino ha desaparecido así como la turbina que lo alimentaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros edificios que se mantienen en pie -aunque se han perdido las cubiertas o se encuentran a punto de colapsar en algunos casos- son la bodega donde se depositaba el arroz a granel, ya procesado por el molino; las bodegas donde se almacenaba el cereal en sacos, listo para ser transportado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se conservan también fragmentos de la muralla que rodeaba el perímetro de la propiedad. Están construidas con sillarejos de piedra braza. El muro  tiene un espesor de unos 80 centímetros, y en él se conservan todavía las aspilleras, lo que denota que se trataba de un elemento defensivo.  Otro elemento industrial que sobrevive parcialmente es la chimenea, cuya torre ya no existe.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las bodegas de productos secundarios, el taller, y la bodega de entrada [1] –donde llegaba del campo el arroz en granza para ser procesado- no sólo han perdido las cubiertas, sino que además la parte superior de los muros se ha derrumbado, por lo que ya sólo quedan vestigios de esos inmuebles. Los restos dejan ver que estaban construidos con la misma piedra braza de las otras edificaciones. No se aprecian restos de recubrimientos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aunque las edificaciones son una parte muy importante dentro del sistema productivo desarrollado en la ex hacienda Nueva Italia, una parte fundamental en el proceso industrial relacionado con el beneficio del arroz y otros productos agrícolas tiene que ver con la existencia de maquinaria e infraestructura destinada a facilitar la producción. Tales componentes -chimeneas, molinos, turbinas, tuberías, vías férreas, locomotoras, vehículos, herramientas, maquinaria especializada…- otorgan a los sitios una personalidad industrial. En el caso que nos ocupa, la mayoría de esos elementos se ha perdido a lo largo del tiempo. Empero, como referencia de su funcionamiento se puede recurrir a los testimonios de las personas que tuvieron oportunidad de vivir la época en que la ex hacienda se encontraba en apogeo.

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Respecto del antiguo uso de los espacios se han encontrado divergencias con la nomenclatura presentada por Aguirre Anaya (2011). Tanto este estudio como el del citado autor se basan en los datos proporcionados por informantes. Cabe aclarar que para definir la el uso de los espacio esta autora ha realizado varias entrevistas de campo con habitantes de la localidad, y se han tomado en cuenta aquellas en las que había más coincidencia en las respuestas

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